HOSPITALES Y CENTROS DE SALUD
Las plagas que amenazan la higiene y los portadores de gérmenes como cucarachas, hormigas, moscas, ratones y parásitos como chinches y pulgas, representan un riesgo latente para hospitales y residencias de ancianos. En su búsqueda incansable de alimento, las plagas contaminan suministros médicos y equipos como material de vendaje, goteos intravenosos, jeringuillas y catéteres, drenajes o cubos de basura, a través de la ingestión, las heces y la descamación cutánea o el tejido.
Las consecuencias de una plaga pueden ser de extrema gravedad para los pacientes que ya se encuentran en una situación vulnerable. Estas consecuencias suelen incluir la transferencia de patógenos peligrosos, como el herpevirus, la salmonelosis o el norovirus y la activación de cadenas infecciosas, alergias micóticas y micotoxicosis. Además, cualquier indicio de plaga lleva sin remedio a una pérdida profunda de confianza por parte de pacientes o residentes, así como de sus familiares y empleados pudiendo desencadenar una lluvia de quejas, cambios de proveedores de salud por parte de los clientes, publicidad negativa, pérdida de ingresos y perjuicios en su reputación
En este sector, uno de los problemas de mayor repercusión sanitaria y mediática es la confirmación de que el centro ha sido el origen de un brote de legionelosis.
Para prevenir problemas de este tipo es obligatorio el cumplimiento del Real Decreto 865/2003.
En el sector sanitario, nos podemos encontrar a la bacteria en la red de distribución de agua fría y caliente, en los sistemas de refrigeración para los equipos de climatización y/o plantas de cogeneración, en aljibes de agua contra incendios y otros sistemas que pueden originar aerosoles